miércoles, 13 de marzo de 2019

PADRE ADONAI NOGUERA


EL PADRE ADONAI NOGUERA

Albino Sánchez Mora


Con este nombre simple de Padre Noguera, conocieron en los pueblos de sur del Mérida y el Estado Barinas, a uno de los venezolanos más humildes y más patriotas de la Cordillera Andina. Su nombre Adonai Noguera, hijo de Eusebio Noguera  y Marcela Mora Rey, nacido en Canaguá  (Libertad) Distrito Arzobispo Chacón del Estado Mérida, el 31 de julio de 1874.
Hizo sus primeros estudios en el pueblo natal y en la aldea Capurí, donde la solicitud paterna sostenía un profesor para su numerosa prole. De acuerdo con la tradición de la familia, el adolescente compartía en la infancia el aprendizaje escolar con las tareas propias de su edad en la agricultura y en el cuidado de los ganados. Obtenida la instrucción primaria, su inteligencia y su amor a la cultura lo encaminaron al Colegio Corazón de Jesús en La Grita, que dirigía el ilustre sacerdote Jesús Manuel Jáuregui Moreno, Doctor en Derecho Canónico, Canónigo Honorario de Loreto, Cura y Vicario de la ciudad de la Grita, miembro correspondiente de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas y de la Escuela de Minas de París.
En aquel Colegio famoso de la Grita el 3 de julio de 1896 Adonaí Noguera obtuvo el título de Bachiller en Filosofía y Letras. Su profunda Fe católica, su desinteresado amor a la humanidad, su preocupación por la causa de los humildes, de los sufridos y un claro sentido de amor a la patria lo inclinaron a la carrera sacerdotal, Y así como en su familia dejara su virgiliana aldea Capurí, camino del Colegio de la Gripa, el joven bachiller salvó las fronteras de su patria, para ingresar en el Seminario de Curazao, Antillas Holandesas. Fue allí compañero de Mons. Antonio Mejía. Ordenado sacerdote a comienzos del presente siglo comenzó la acción apostólica del Padre Noguera con tanto celo y humildad, con tantas bondades, que dejó una huella imborrable por sus virtudes y su amor al progreso en todos los pueblos donde lo llevó su misión.

Cura párroco de Barinas y Obispos construyó la Iglesia de la Milagrosa Virgen del Real en el pueblo del mismo nombre. Durante varias décadas, casi cuarenta años ejerció la cura de almas de los pueblos de Barinas, Barinitas, Obispos, Pedraza, Mucutuy, Mucuchachí y Santa Bárbara de Barinas.  
En los días anteriores a su muerte ejerció los curatos de Mesa Bolívar y la Mesa de Ejido.
Siendo párroco de Mucuchachí atendía a Santa Bárbara de Barinas haciendo largas travesías a lomo de mula entre selvas, atravesando senderos infranqueables, Edificó varias iglesias de los pueblos del sur de Mérida y Santa Bárbara de Barinas con materiales nativos logrados con su propio esfuerzo de místico artesano. Enseñó a los habitantes la fabricación de materiales como la teja, el ladrillo y la cal para la construcción higiénica de sus viviendas. Por primera vez en los Llanos Barineses su mano campesina ensenó a los labriegos el uso del arado romano.

 Estudió las posibilidades viales entre los pueblos del alto llano, los del sur del Estado Mérida y el valle por donde atravesaría la carretera trasandina. Dirigió la construcción de caminos y trabajó sobre dura roca como un obrero corriente, estimulando con su ejemplo el sentido del progreso comunal entre sus feligreses con mística de renunciación y sacrificio que no tuvo antecedentes en aquellas regiones. Su un cura caminero por las gentes sin rumbo, un cura ganadero para los arrieros sedientos y desorientados.
Un cura médico de cuerpos y almas con inyectadora y remedios  en la valija abultada .Alimentos en el “pollero” viajador para las gentes hambrientas de pan y para los hermanos sedientos de justicia . Fue un hombre jemplar,su larga y ruda vida transcurrió batallando por la civilización de su pueblo,demostró recios atributos deun varón de la Biblia  entre su pueblo oscuro nsembrando la esperanza. Tras medio siglo de ejemplar sacerdocio murió  en Ejido el 31 de marzo de 1954.Una dramática pobreza fue la sola mortaja de sus restos de santo. Se fue sin equipaje como vino al nacer.El peso mayor en la caja funeraria era el corazón bondadoso.  El inolvidable y fraternal P Noguera cuyo recuerdo está fresco en la mente de muchos merideños que lo conocimos de cerca    al cumplir años de defunción lo recordaremos siempre por su gran labor apostólica entre nosotros.
Marzo 2006







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