LAS HALLACAS DE NAVIDAD
En las leyendas históricas de nuestro país se suele
contar que el origen de la HALLACA se remonta a los tiempos de los indígenas
que en navidad cuando los conquistadores españoles celebraban sus comilonas que
contenían muchas clases de carnes animales, de aves y muchas verduras de la
región le añadían sus exquisiteces de la península como eran las aceitunas,
pasas que al terminar la comida recogían la mesa y cuanto sobraba los envolvían
en hojas de plátano para llevarlo a sus casas.
La hallaca es un plato envuelto típico de
Venezuela. Consiste en un pastel hecho con masa de maíz sazonada con caldo de
gallina y coloreada con onoto o achiote, relleno con un guiso de carne de res,
cerdo y gallina o pollo (aunque hay versiones que llevan pescado), al cual se
le agregan aceitunas, uvas pasas, alcaparras, pimentón y cebolla, envuelto de
forma rectangular en hojas de plátano o de bijao (palma semejante a la del
plátano, aunque de textura más fuerte), para finalmente ser atada con pabilo o
pita y hervida en agua. Es un plato que, a pesar de que se puede servir en
cualquier momento del año, es típico de la temporada navideña.
La hallaca es tradicional en Venezuela y también popular
en ciudades colombianas cercanas a Venezuela, como Cúcuta y Barranquilla (donde
puede encontrase todo el año), en la isla de Curazao y sus vecinas Aruba y
Bonaire, en las Islas Canarias, en España y en Ecuador a raíz del regreso de
los emigrantes desde Venezuela. En estos lugares ha sido adoptada como uno de
sus platos tradicionales, especialmente en Navidad.
En Venezuela es uno de los platos nacionales, guardando
cierta semejanza en forma y preparación con los tamales de otros países
americanos, y en Venezuela se lleva a cabo la preparación de este plato
navideño siempre en familia, llegando a ser utilizado como una excusa para
celebrar y compartir entre amigos y familiares.
No obstante que en la actualidad la hallaca se prepara
con harina de maíz procesada de manera industrial, anteriormente se preparaba
de masa casera, pilando el maíz, es decir, sin concha o cáscara, procesado en
casa y molido en un pequeño molino de mesa. Todavía los tradicionalistas la
preparan de esa forma
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