viernes, 19 de octubre de 2018

PBRO DEOGRACIAS CORREDOR ROJAS

BODAS DE ORO SACERDOTALES DEL

PBRO. DEOGRACIAS CORREDOR R.













Mérida llega, hasta donde llegó el P. Corredor".
Con esta frase feliz, el Sr. Gobernador del Estado Mérida Dr. Jesús Rondón Nucete consagra para la posteridad la trayectoria histórica del apostolado del Pbro. Deogracias Corredor Rojas. Cuando el señor arzobispo Acacio Chacón firmó el nombramiento del P. Corredor para párroco de la Azulita hace cuarenta y dos años le entregaba un territorio tan extenso como la actual diócesis de El Vigía. Los límites de la parroquia de la Inmaculada Concepción de La Azulita, sólo por el Sur del Lago de Maracaibo comprendían desde Guayabones  hasta  Palmarito.

Eran los tiempos de la apertura de la carretera panamericana y también del asentamiento de grupos poblados con nombres de caños. Procedente de Mucuchachi donde había pastoreado   durante  siete  años  los  Pueblos  del  Sur,  se encontraban por aquí familias enteras del sur merideño éxodo constante buscaban tierras nuevas y fértiles para sus faenas agrícolas.
Pero más fértiles aún eran esas mismas familias en la formación cristiana que habían recibido del primer equipo sacerdotal que en forma natural componía el P. Barillas, Enrique Moreno y Vicente Alarcón. Unidos en la fe, unidos en la comunidad celebraban la eucaristía de sus vidas en favor de una grey distante y difícil. Habían heredado del heroico y santo P. Adonai Noguera la parcela inmensa de los Pueblos del Sur que como única parroquia administrará desde Canaguá hasta Santa Bárbara de Barinas. Eran horas de camino a lomo de mula para encontrarse en las fiestas patronales, para atender juntos los servicios del sacramento de la confesión hasta altas horas de la noche y luego descansar en amplia camadería que Monseñor Pulido llamaba “parrandas místicas”.

En ese equipo sacerdotal encarnado en el pueblo de Dios para hacerse iglesia, sintió el P. Deogracias la necesidad de acortar distancias en aquellos caminos interminables e  intransitables; disminuir los costos de los materiales de construcción (una paca de cemento cuyo valor era cinco bolívares, costaba veinte el traslado en bestia).
Para ello se constituyó en el precursor de la apertura de los caminos carreteros de los pueblos del sur, llevando el primer jeep por las vías de  Las González mientras Alarcón lo llevaba por las de Guaraque.

Héroes con nombre y apellido, héroes de pico y pala, héroes de la cayapas en trabajo comunitario, que correspondían a la exigencias de un pueblo, a las necesidades de una grey que sentía no sólo el liderazgo espiritual, sino la autoridad moral de quienes convivían en la alegría y el dolor, en los problemas y las soluciones.
Con este entrenamiento asume la responsabilidad de una parroquia que entonces pertenecía al Municipio Campo Elías, su tierra natal de Ejido. Desde el páramo del Tambor hasta el puerto de Santa Elena de Arenales haría honor a su apellido, corriendo de aldea en aldea, para sembrar la fe, construir capillas y abrir caminos en La Azulita. Caminos similares a los de los pueblos del sur. Encontró en la Mesa Alta y la Palmita, en San Luís. Las Adjuntas a Bachaqueros caminos  de recuas para sacar la abundante cosecha de café, caminos barrialosos donde los bueyes aradores cargaban las verduras y las frutas que entonces no se vendían, ni se cambiaban porque eran tan abundantes y baratas que preferían regalarlas para que no se perdieran.



Tiempos hermosos de la tierra prometida, donde el patio de la casa campesina resultaba estrecho para contener las aves de corral, las vaquillas, los cerdos para el mercado de la familia.
Economía doméstica que ahora se añora por la destrucción que hicieran los monopolios de la leche, los huevos y la carne. Eran familias venidas de Jají, Lagunillas y Chiguará con numerosos hijos los que habían formado también las primeras fincas de café. Eran también los tiempos de Coronel Rivera, Aquiles Angulo y Blas Monsalve, personajes históricos y representaron la autoridad doméstica, los repartimientos de tierra y el comienzo de la instrucción pública.
Tiempos de una aldeita de calles empedradas, que los lunes se llenaba de arrieros de mulas para transportar la cosecha de café hasta la piragua de Cardozo en el puerto de Santa Elena de Arenales.
Tiempos de paludismo que se curaba con quinina, repartida por Carmelito Albarrán desde un remedo de hospital fundado hace cincuenta años por el doctor Humberto Ocariz. Fueron de los retazos de historia convertidos en cuentos que escuchaba Corredor en las cuitas de sus pobladores cuando las lluvias interminables lo detenían en las quebradas crecidas.
En la panamericana se medían las tierras baldías con rollos de cabuya para hacer los hatos y en la Nochebuena corría la plata de la cosecha hasta en las manos de los niños. Dinero valioso que se guardaba en los baúles con campanitas de alarma. El salario eran entonces de un bolívar diario para el obrero o peón jornalero, que le alcanzaba para comprar un kilo de carne por un real o lo de hoy cincuenta céntimos;  una  locha  valía  una  acema  grande  y  una  puya un vaso de guarapo fuerte. Los domingos después de la misa era común ver a los campesinos  vistiendo la familia con un par de cotizas de real y medio, una camisa o un camisón de cinco bolívares y en la tienda de Pedro Becerra de mercancías y víveres se estrenaba un pelo e guama de 20 bolívares mientras se serviría un michito con ajenjo, hinojo o cadeno según el gusto o la necesidad.
Hoy cuando se habla de implantar el juez de paz, en aquellos tiempos antes de llegar la carretera dirigida por el doctor César Arellano ya lo ejercían Hernán Peña y Florencia Barrios con la profesión de enfermero. Don Rodolfo Salas con el ejercicio de maestro, Rafael Jáuregui y Don Jovino Puentes desde la oficina de correos.
La zona pública de las montañas azules atraía a los visitantes que recibía la hacienda San José donde Roviro Ruiz deleitaba con sus versos románticos o la Hacienda de la Victoria de las Aselmi con su variedad de confites.


 LA PARROQUIA ECLESIASTICA


Encontró un templo estilo colonial, de paredes de tierra pisadas y techo de teja en muy malas condiciones situado en medio de la placita sobre un montículo que daba colorida a la configuración del pueblo en aquel entonces. El nuevo párroco se adelantaba al directorio de los presbíteros en su forma de proceder y en su adaptación cuando se presentaba como lo recomienda las normas sacerdotales de la actualidad “un experto en humanidad”.
Quería hacer un templo nuevo y buscaba los expertos en construcción como el Ing. Italo de Filipis, Manuel Padilla, Mario Prietonilo o el maestro Lobo y se elevó en cemento la ofrenda al Dios de las ofrendas de café. Pero junto al templo de piedra construyó en esos cuarenta años la Iglesia viva que habían iniciado los presbíteros Gil Chipía, Valera, Araque, y César Dávila.
Cumplidor de los consejos paulinos de “predicar oportuna e inoportunamente, devoto de la Coromoto sembró de grutas y cruces misioneras todas las comunidades donde se vive la religiosidad popular y cobra vigencia el laicado”. Para el hombre de hoy que busca el sentido de su existir, el sacerdote es el gula que lleva al Cristo y hace posible su contemporaneidad hablando su lenguaje decía el Papa Paulo VI. La comunidad podrá estar segura con su dedicación, con su disponibilidad, con su infactible obra de evangelización y sobre todo con su amor fiel e incondicionado.
La sagrada Congregación del Clero nos conmina a los sacerdotes a dejar sucesores cuando dice: “la exigencia ineludible de la caridad pastoral de que cada presbiterio secundado la gracia del Espíritu Santo se preocupe de suscitar por lo menos una vocación sacerdotal que pueda continuar su ministerio”. Corredor ha cumplido de sobra esta insinuación dejando cinco sacerdotes nativos. Además ha sido un gran promotor de vocaciones sacerdotales, religiosas y laicas que ahora dan sus frutos para nueva diócesis vigiense.

GUIA DE LA COMUNIDAD

Por mucho tiempo ha estado escrito un graffiti en alguna pared en este pueblo que dice: “aquí hay dos alcaldes, el profe y el cura”. Con toda la carga de malicia con que fuera escrito, no deja de tener una significación positiva para ambos. La intima comunicación de los poderes en favor del pueblo, señala el sacerdote como guía de la comunidad en el aspecto social. “se trata del develo por la vida de la comunidad que le ha sido confiada y que manifiesta sobre todo en el testimonio de la caridad”. Pastor de la comunidad el sacerdote existe y vive por ella, por ella reza, estudia, trabaja y se sacrifica. Estará dispuesto a dar la vida, la amará, como ama a Cristo volcando sobre ella todo su amor y dedicando con todas sus fuerzas y sin límites de tiempo a configurar la imagen de la Iglesia. Si el P. Corredor ha sido padre espiritual de varias generaciones de azulitenses no solo lo ha sido por el nacimiento espiritual de las almas que es un privilegio del sacerdote como dice San Juan Crisostomo, sino por su trabajo pastoral en  la educación y la cultura de las mismas.

La inauguración de cada ramal carretero concluía por lo regular por la creación de una escuelita rural que de la mano sacerdotal pasaba al municipio. Antes de la iniciativa oficial sobre la educación secundaria en el Municipio Andrés Bello surgió el colegio Mons. Chacón para preparar la juventud estudiosa en las promociones de bachilleres que requiere la población. “cada dimensión de la vida del presbítero como pastor refiera el directorio sacerdotal, actuará de manera que guía la comunidad sirviendo con abnegación a todos y cada uno de sus miembros, iluminando sus consciencias con la luz de la verdad revelada, custodiando con autoridad la autenticidad evangélica de la vida cristiana, corrigiendo los errores, perdonando, curando las heridas, consolando la aflicción, promoviendo la fraternidad”. Por ello, orgullo de su sacerdocio son también los profesionales azulitenses que hoy desarrollan el País en sus diferentes estratos. Todos los aspectos del crecimiento azulitense han tenido la motivación de su párroco que guardando la prudencia de eclesiástico, ha sabido dar el aporte de su experiencia para las mejores soluciones porque, es sobre todo un experto en humanidad.

EXTENSIÓN UNIVERSITARIA

Como un recuerdo perenne de esta fecha gloriosa de la vida sacerdotal del Padre Corredor bien pudiera sugerirse para culminar el proceso educativo de este pueblo,  la  creación  de  una  extensión  universitaria.  El  ambiente  agrícola  y turístico de la región es propicio para cursar una serie de carreras agropecuarias y turísticas. Necesitamos gerenciar el inmenso potencial turístico que está naciendo con la apertura de la carretera la Osa – La Trampa, que el gobierno regional realizará con visión del futuro, cuyos bellísimos paisajes y nuevo potencial económico atraerá a los visitantes. Se requieren técnicos para el desarrollo de las mini empresas agrícolas y artesanales con la producción de la guayaba, el café y la ganadería. Las iniciativas de algunas familias venidas de lejanas tierras, como los quesos provolandinos de los suizos, los cambures- pasas, el papel artesanal, los bocadillos y las posadas ecológicas van delineando una nueva etapa de esta población, que sigue siendo honor a su heráldica de que “El trabajo todo lo vence”


CONCLUSION

Al concluir estas palabras que ha tenido a bien encomendarme el ilustre Concejo Municipal, quiero agradecer al señor alcalde del Municipio Andrés Bello como al señor gobernador del estado Mérida la edición del libro "La Azulita” en homenaje al Pbro. Deogracias Corredor Rojas en sus bodas de oro sacerdotales. Expreso mis sinceras felicitaciones a mi terruño nativo por su generosidad en honrar con cariño y sencillez al sacerdote que durante la mayor parte de su vida ha sido el promotor de su fe y su cultura.  

Y al colega homenajeado decirle con la frase latina de costumbre "AD MULTOS ANNOS”








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