domingo, 1 de julio de 2018

CATEQUISTAS

CATEQUISTAS                                                     
En la religión católica se denomina catequesis (del griego κατηχισμός, de κατηχεῖν "instruir") a la tradición del depósito de la fe a los nuevos miembros que se inician en la Iglesia católica y su posterior instrucción. Se encuentra en el origen mismo del cristianismo, completando la doctrina transmitida en primer lugar por el kerigma, y, durante los primeros siglos, especialmente en la época de los Padres de la Iglesia, constituyendo la doctrina fundamental sobre la que se edifica la homilía, de gran carácter espiritual.
La catequesis en la edad moderna
En la Edad Antigua se impartía principalmente durante la etapa del catecumenado, es decir, antes de la incorporación a la Iglesia por medio del rito bautismal. Aunque ya en la era apostólica era habitual el bautismo de niños, como se deduce del testimonio del Nuevo Testamento1 y los Padres de la Iglesia,2 si los primeros siglos han sido los de mayor desarrollo e institucionalización de la catequesis, fue por el gran número de bautismo de adultos que se daba en aquella época, cuyo catecumenado comprendía cuatro etapas: Primera predicación. Una primera etapa que se enraizaba en la tradición del kerigma apostólico, con una primera instrucción a paganos que desconocían casi por completo la doctrinas de la fe y de la vida cristiana, que concluía con la admisión al catecumenado.
Auditoría o catecumenado

Durante la segunda etapa, los aspirantes (llamados auditores en occidente, y en oriente catecúmenos) comenzaban a formarse en escuelas catequéticas, como la de Alejandría, dirigida en el siglo III por Orígenes. Asistían además a la primera parte de la Misa, donde, con frecuencia, los obispos solían dirigirse a ellos en sus homilías; pero no podían asistir a la celebración de la Eucaristía. Este período de instrucción solía durar tres años. Tradición de la fe y Bautismo. La siguiente etapa era una preparación inmediata al bautismo, donde los candidatos, en presencia del obispo y los presbíteros, eran presentados ante la comunidad por sus padrinos. El obispo entonces pronunciaba una homilía conocida como Procatequesis, dando comienzo al período instrucción previa al bautismo, que se extendía durante todo el tiempo de Cuaresma. Concluía en la cuarta semana de Cuaresma con la Traditio-Symboli, o comunicación oficial del Símbolo de la fe por parte del obispo a los catecúmenos. Entonces tenía comienzo la catequesis propiamente dicha, que tenía un doble aspecto: formación en la doctrina, y formación espiritual, de ruptura con las costumbres paganas. Este tercer período del catecumenado concluía con el bautismo de los catecúmenos.

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