Diácono permanente
En el Concilio Vaticano II, se restableció nuevamente el diaconado permanente. Este tipo de diaconado puede ser conferido a hombres casados. El diácono permanente debe ser considerado hombre «probo» por la comunidad, caritativo, respetuoso, misericordioso y servicial. Es determinación del obispo exigir que sea casado, y en este caso, la esposa deberá autorizar por medio escrito al obispo la aceptación para la ordenación del esposo (requisito indispensable). Un diácono casado que pierde a su esposa no puede volver a contraer matrimonio, pero si puede optar a ser presbítero. Quien es ordenado diácono siendo soltero se compromete al celibato permanente. Solo el varón («vir») bautizado recibe válidamente esta sagrada ordenación. El sacramento del Orden confiere un carácter espiritual indeleble y no puede ser reiterado ni ser conferido para un tiempo determinado. Se le puede liberar de obligaciones y de las funciones vinculadas a la ordenación y hasta se le puede impedir ejercerlas, pero no vuelve a ser laico nuevamente puesto que, desde la ordenación, se considera que el diácono queda marcado espiritualmente de forma permanente (de allí el término marca o carácter).
Diácono católico, usando la dalmática, vestimenta típica del diaconado.
Las funciones del diácono en la
Iglesia católica son: Proclamar el Evangelio, predicar y asistir en el Altar;
•
•Presidir la celebración del sacramento del
matrimonio
•Conferir los sacramentales (tales como la bendición, el agua bendita, etc.)
•Llevar el Viático (sacramento de la
eucaristía así llamado cuando se administra particularmente a los enfermos que
están en peligro de muerte) pero no puede administrar el sacramento
de la unción de los enfermos.
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