viernes, 22 de junio de 2018

LA CANDELARIA

















LOS VASALLOS DE LA CAN
DELARIA

El 2 de febrero, día de la Candelaria, el templo y las calles de La Parroquia se adornan especialmente para una celebración que incluye pagos de promesas y procesiones en honor a la Virgen. A las ocho de la mañana, tanto lugareños como visitantes se reúnen en la iglesia para participar en una ceremonia conocida como La Bendición del Fuego de la Candelaria a la cual asisten llevando velas y velones encendidos para que sean bendecidos por el cura de la iglesia. Al culminar la misa, se inicia una procesión que recorre las calles del pueblo con la imagen de la Virgen cargada en andas hasta regresar al templo, a cuya entrada colocan la imagen sobre un altar. A las puertas del recinto sagrado, los vasallos entonan coplas a la Virgen, antes de dar comienzo al baile que expresa la amorosa ofrenda de vasallos y creyentes. La danza que realizan los vasallos es un baile alegórico a las faenas que realiza el campesino durante las diferentes fases del proceso de preparación y cultivo de la tierra. El día 3 de febrero, los vasallos llevan a la Virgen hasta Zumba, lugar donde la tradición atribuye su milagrosa aparición. Un conjunto musical acompaña a la procesión; y una vez en el sitio, se realiza una misa exclusiva para los vasallos, quienes se congregan frente a la capilla para escuchar las palabras del sacerdote. Al finalizar la misa, los vasallos ofrendan nuevamente el baile a la Virgen, para luego regresarla al templo de La Parroquia. Continúan la celebración en la casa del Capitán, donde los vasallos bailan la Danza del Palito y son obsequiados con licor y chicha. Posteriormente se dirigen a la plaza para realizar El Entierro del Gallo, y terminar la jornada haciendo. un recorrido por el pueblo con los gallos. El Entierro del Gallo es una especie de juego de "gallinita ciega" donde a uno de los integrantes se le vendan los ojos para que intente atrapar a un gallo que ha sido colocado dentro de una caja en algún lugar de la plaza. El vendado va defendiéndose con un látigo de los demás jugadores, quienes intentan desorientarlo; muchos de ellos reciben latigazos como una manera de pagar promesas. Finalmente y gracias a la conducción de su padrino, el vendado logra encontrar el gallo, y simula la decapitación del animal con bastonazos para luego beber su sangre. En reconocimiento, los demás jugadores cargan en hombros al ganador del juego.

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