viernes, 8 de junio de 2018

TERREMOTO DE CARACAS

EL TERREMOTO DE 1812 Y BOLIVAR


El 26 de marzo de 1812, un jueves santo de religión y fe, en la Caracas que declaró su independencia de España, -como también lo hicieron Cumaná, Margarita y Barcelona en el Oriente-, ocurrió un terremoto que la destruyó y que azotaría a El Tocuyo, Barquisimeto y Mérida.
Circunstancia infeliz trastrocada en castigo para el pueblo por quienes intentaban infundirle temores y remordimientos ante el hecho sobrenatural, por haberse pronunciado libre y soberano de su antiguo señor el rey Fernando VII.
Al haber conocido estos señalamientos infundados en las calles angustiadas de la ciudad, Simón Bolívar, se abrió paso entre la multitud para increparla contra sus vacilaciones y sus miedos. El realista José Domingo Díaz, recordaría que: “En su semblante  estaba pintado el sumo terror o la suma desesperación…, aparta a uno de los frailes predicadores, para pronunciar un vehemente discurso en el que explicó que aquel lamentable fenómeno sísmico era un simple fenómeno natural ajeno a las ideas religiosas y políticas. Y terminó su intervención, me vio y me dirigió estas impías y extravagantes palabras: «Si la naturaleza se opone a nuestros designios, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca». Era pues su determinación contra los fanatismos y el engaño, con la que pretendía sostener a la República recién fundada y que requería, como ahora, afirmarse en conocimientos y virtudes, constancia y sacrificio ya que, como diría él: “Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”. 



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