LA DIVINA PASTORA
El comienzo de la
veneración por la Divina Pastora se remonta al año de 1736, fecha en que el
párroco de Santa Rosa encargó a un famoso escultor que le hiciera una estatua
de la Inmaculada Concepción. No obstante, por una extraña equivocación, en
lugar de la Inmaculada, llegó al pueblo la imagen de la Divina Pastora. De
inmediato el párroco quiso devolverla, pero por mucho que lo intentaron, no
pudieron levantar el cajón donde habían colocado la imagen. A partir de este
momento la población interpretó este raro acontecimiento como señal de que la
Divina Pastora quería quedarse entre ellos. Posteriormente, durante los sucesos
del terremoto de 1812, el templo donde se veneraba la Divina Pastora fue
destruido, pero su imagen quedó milagrosamente intacta, hecho que reforzó la
creencia de los fieles de Santa Rosa de que la Virgen quería quedarse siempre
entre ellos para protegerlos.
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