TREINTA AÑOS DE UNA AVENTURA EN ARICAGUA
Por el Pbro Lcdo Pedro A Moreno U
(Discurso pronunciado en la plaza de Aricagua con motivo de otorgarles condecoraciones a los pioneros de la carretera hace treinta años)
Con el esfuerzo mancomunado de este pueblo en lo que se ha llamado las cayapas, se logró traer un jeep para abrir el camino carretero entre la capital merideña y este pueblo de la montaña adentro. Precedidos por los ejemplos de otros párrocos y pueblos del Sur en esta empresas comunitarias, al heroísmo de quienes lucharon por el progreso y bienestar de sus habitantes.
La fecha
quedó marcada en el calendario de este pueblo que lo celebró en el primer
carnaval, no en honor del dios Momo o Baco, sino en el símbolo del progreso
moderno como son los medios de comunicación
.
FECHA HISTORICA COMO UNA BATALLA
En un día
como hoy a las dos de la madrugada hace treinta años rugía por primera vez el
motor de un jeep entre las montañas de Aricagua.
Fue un
día histórico entre los anales de esta población como lo fueron las fechas de
las batallas independentistas en otras poblaciones venezolanas.
Aquí se
dio la batalla en contra de las barreras de la naturaleza. “Si la naturaleza se
opone, lucharemos contra ella y la venceremos” había dicho Simón Bolívar y así
sucedió en febrero de 1960 con los pobladores Aricagueros.
Cuando el
candidato Rómulo Betancourt arengaba a los merideños en la campaña del 58, le y
preguntaron en Estanques, ¿cuál seria la
solución para la carretera de los Pueblos del Sur.
él
contesto “Le es más económico al país reubicar esos pueblos que hacerles
carreteras.”
El éxodo
rural no se ha esperado y por ellos las barriadas de Mérida y Ejido están
compuestas de aluviones de sureños en busca de mejores condiciones de vida.
No solo
las dificultades geográficas, ecológicas, ambientales, sino también las
políticas y sociales habían que vencer en esta batalla para abrir los caminos
carreteras de lo Pueblos del Sur.
Solo la
dignidad del hombre y los derechos como venezolanos a poseer mejores
condiciones de vida podrían mover los
poderes públicos para interesarse por estos pueblos como lo entendieran los
socialcristianos del tiempo del Presidente Rafael Caldera, cuando trajeron la
electrificación en contra de la oposición que vociferaba que no se justificaba
porque ni en doscientos años podrían pagarla.
El camino carretera de Aricagua fue una aventura en contra de todos los obstáculos y con solo
la fuerza de la comunidad. Seis meses antes, durante el verano se formaron
cuadrillas con los jefes de Aldeas a la cabeza para limpiar el viejo camino de Aricagua a Mucutuy.
Impulsados
por el patriotismo como los lanceros de Páez en los días terribles de los
Llanos, con los instrumentos de trabajo, sin pago y con el propio avio de su
casa, salieron a trabajar todos los campesinos para en esa batalla liberarse
del aislamiento, independizarse de la esclavitud del olvido y romper las
cadenas de la distancia.
La
tradición Aricaguera ha
narrado de padres a hijos fechas como la liberación bíblica del pueblo
israelita. Los nombres de los promotores, los acontecimientos felices y los
detalles de la jornada han quedado en el acervo histórico de las familias de Aricagua y algún
hijo escritor las ha reseñado en algún folleto de publicación oficial.
El bobo
del pueblo vino con una brazada de pasto para el jeep; un criado ingenuo
preguntó el precio de una cría y no faltó quien ofreciera comprar la hembra para acompañarlo.
En la
plaza del pueblo hubo misa solemne aquel domingo frente al jeep que todos los
niños querían tocar, mirar y revisar sin saber lo que el Sacerdote hablaba
hasta cuando lo oyeron que el lunes y martes de carnaval habría fiesta popular
con reina, bailes, piñatas y muchos caramelos.
Las
hermanitas Toro fueron la reina y acompañantes en el improvisado Carnaval. El
desfile de las doncellas se realizó por supuesto en jeep y los bailes populares
al rededor del jeep. Todos los conjuntos de los campos se turnaron los tres
días de fiesta. Hubo pólvora a granel; sancochos y por supuesto el Sr. Jefe
Civil se hizo la vista gorda en la venta de licores. No hubo nada que lamentar,
sino mucho que comentar en esa grandiosa tertulia.
Pero se
requiere coraje, valor, entereza de los nuevos gobernantes para que se liberen
a las asociaciones de vecinos de la influencia partidista. Se necesita en los
nuevos gobernantes una gran dosis de sensibilidad social para que le dé su
verdadera cuota de poder al pueblo en esas asociaciones vecinales. Es preciso una consciencia de servicio, un
criterio de autoridad participativa para gobernar a favor de los más
necesitados, de los marginados, de los desamparados.
¿No es
acaso gobierno de participación como lo proclama el nuevo social cristianismo
el dejar en manos de la comunidad la escogencia de los prefectos en ternas, de
sus juntas comunales en referéndum o en confiar la asesoría o el control
administrativo de sus obras a los vecinos organizados?. ¿No es acaso mas
ventajoso para la autoridad el que los servidores públicos sean escogidos por
los vecinos, vigilados por los vecinos, respaldados por los vecinos y hasta
sancionados por los vecinos y no por el partido, ni por la base del partido y
menos por el cogollo del partido?
La
democracia no es corregida por los mismos partidos, la perfectibilidad de la
democracia se dará por el mismo pueblo y para ello es necesario hacerlo
participar en el poder.
El pueblo
quiere liberarse de las roscas que lo oprimen con los precios de la
especulación. El pueblo quiere liberarse de la corrupción galopante con que los
gobernantes lo dejan sin salud, sin educación y sin vialidad. El pueblo quiere
liberarse de esta democracia corrupta y ya vamos a cumplir el aniversario del
primer intento del 27 de febrero. El pueblo está oprimido por el hambre, está
oprimido por la marginalidad, está oprimido por la burocracia. Dios ilumine y
les dé fortaleza a los nuevos gobernantes para entender el grito angustioso del
pueblo el 13 de diciembre cuando con la inmensa abstención en las elecciones
demostró que estaba bravo. Sigue bravo y seguirá bravo hasta cuando logre
cambiar esta estructura de la democracia corrupta.
LOS CURITAS DEL GOBERNADOR
En dos frentes abrí operaciones a la vez para la apertura de las vías hacia Aricagua y hacia Acequias. La de Aricagua se organizó en cayapas de voluntarios desde Mucutuy donde acababa de realizar esta proeza el presbítero Crescencio Parra. Después de un año de trabajo de todas las aldeas se llevó el jeep el 17 de febrero de 1960. Ello me abrió las puertas del gobierno de la Guanábana presidido por nuestro buen amigo el Doctor Carlos Febres Poveda, quien no dudó un solo momento para prestar todo su apoyo al proyecto de la carretera Acequias. Allí también se trabajó en convite pero pagos por la gobernación del estado Mérida y con obreros de Acequias.
El ingeniero Luzardo, director de obras
públicas estadales, miró el trazado de los campesinos y con su sonrisa irónica
y la mano en la boca asintió dudoso de aquel proyecto y con un alza de hombro
extrajo el presupuesto.
Todos los
hombre de Acequias fueron a echar pico y pala, acomodar piedras en los muros y
a reventar inmensas rocas para despejar la vía, también las mujeres pernoctaron para los menesteres de la
comida pues no se podía perder tiempo y hasta los niños hacían de mandaderos al
pueblo para mantener la comunicación y el bastimento.
Nos
propusimos llegar con el jeep en las fiestas de San Antonio del año 1960, a los
seis meses de la odisea de Aricagua, pero un incidente del río Nuestra Señora nos impidió nuestra aventura.
La víspera de las fiesta, el 13 de junio, hubo una gran crecida de río y por mas que se dejaron pasar unas cuantas horas, al meternos al río se apagó el jeep nos arrastró y se quedó clavado en la arena. Me acompañaba el Pbro. Alfonso Rojas nativo de Acequias, tuvo a su cargo la fiesta de El Patrón, mientras yo trataba con los obreros de salvar el jeep con cuerdas y palos, no pudimos llegar en esa ocasión y tuvimos que posponerlo para el otro período de fiestas de Acequias o sea para los reyes de 1961. Entre tanto se mejoró el camino, se rectificaron curvas y se mejoró el tiempo de verano cuando el río pasa en su mínimo caudal. La entrada fue apoteósica presidida por hombres de a caballo, niños colgados del jeep; en la población la escuela las autoridades y el pueblo entero esperaban la solemne ocasión de ver de cerca aquella máquina mientras transcurrieron los discursos, las arengas y las felicitaciones; un niñito gritó a todo pulmón “miren el jeep está haciendo pipi”, todos voltearon para ver la ocurrencia del niño que no acertaba al saber el desahogo del radiador por el recalentamiento del motor.
En la primera reunión de gobernadores de ese año, el Doctor Carlos Febres Poveda, contaba al presidente Rómulo Betancourt las hazañas de los curitas merideños en los Pueblos del Sur y el presidente con su voz gangosa le dice al gobernador merideño: “MANDEME UNOS CUANTOS CURITAS DE ESOS PARA PONERLOS A TRABAJAR EN LOS MINISTERIOS”.
LA FE MUEVE MONTAÑAS
En una conversación con Don Pablo, el eterno juez de Acequias, me contaba entre escupitajos de chimó la traída del jeep a Acequias y remataba diciendo: “Mi padre la fe mueve montañas”. Con toda seguridad que así es y así fue la obra de los caminos carreteros de los Pueblos del Sur. Una fe a toda prueba de sus habitantes en la persona del sacerdote en su propia capacidad de organización como pueblo disciplinado y servicial.
Una fe en
la doctrina social de la iglesia que se practica en su propia realidad.
En ese
año se celebraba los cien años de la encíclica “RERUM NOVARUM” del Papa León
XIII, inicio de la doctrina social de la iglesia en forma estructurada. La fe
de esa doctrina que es el mismo evangelio de Jesús actualizado ha llevado a
muchos hombres a luchar por la justicia social en los diversos campos. Desde
los campos internacionales hasta los rurales en sus diversas facetas del
convivir humano. La iglesia propone una doctrina robusta y clara para todos los
problemas. Se preocupa por el bienestar del obrero, su trabajo, su familia, su
vivienda, su movilización. Se preocupa por la propiedad privada, por los medios
de producción, por el capital, el ahorro, el salario, todo ello a su debido
tiempo y dando la respuesta actualizada. Desde 1901 los diferentes Pontífices
de la iglesia fueron conmemorando esta encíclica con nuevos aportes como la Qudragesimo Anno, la
Mater et Magistra de Juan
XXIII. La Populorum Progresium de Pablo
VI o La Laboren Exercen del Juan Pablo II. De su estudio nacen organizaciones
políticas como el social cristianismo que ha dado su aporte en Italia, Alemania
y algunos países latinoamericanos.
El deseo
del presidente Betancourt de tener unos curitas en los ministerios no se
cumplió pero si el deseo de la iglesia venezolana de preparar algunos
sacerdotes en la doctrina social en las aulas de la Universidad Gregoriana ,en
el departamento de sociología religiosa. Allí fui a parar becado por la UNESCO
al terminar mi aventura de Acequias.
Después
de treinta años de sacerdocio me he encontrado con la gente de estos pueblos en muchos lugares del
territorio merideño para contarme los beneficios grandes y pequeños de estos
caminos carreteros. Cantalicio Rojas, ex prefecto de Acequias, empleado de obras públicas,
cuenta con agradecimientos que sus pocos haberes lo sacaron del trabajo de las
carreteras de Acequias- El Morro, así como también sus picardías cuando les
preguntaba en unas de las curvas mas peligrosas si había espacio para
retroceder y me decían que quedaba la playa del río a cien metros de altura.
Recuerdo con cariño a tantos hombres sacrificados y honestos que al entregarles el salario de la semana y firmar su planilla devolvían los sobrantes porque el listero no sabía contar. Los encargados de la administración ahorraban hasta el último centavo para que alcanzara el presupuesto. En ese mismo tiempo se construyeron la prefectura, la medicatura y la plaza de El Morro, se remodeló la iglesia y se abrió la carretera de Acequias. Todo fue administración directa con una gran responsabilidad y honestidad.
Fueron
muchos los hombres de Acequias y El Morro que solucionaron los problemas
económicos en estas pequeñas obras de infraestructura. La aplicación de la
doctrina de la iglesia en todos los caminos del convivir humano lleva a la
justicia y a la paz. Hoy como hace treinta años tenemos en el Estado un
gobierno regional de tinte social cristiano y vuelven a revivir los Pueblos del
Sur del estado Mérida. Hace treinta años por manos de sacerdotes preocupados
como Vicente Alarcón en Guaraque, Eutorgio Rivas en Canaguá, Boanerges Uzcategui en El Morro, Crecencio Parra en Mucutuy y Alejandro Arias en Pueblo Nuevo, se inició la era de los
caminos carreteros apoyados por el social cristianismo. Hoy un gobernador
electo por el pueblo ha decretado las carreteras de los pueblos del sur y se
contempla asfaltada, reviven de esperanza al mejorar las vías de comunicación,
crece la expectativa de una vida mejor con los trabajos de obras publicas. Los
pueblos generalmente se contentan con poca cosa y por ello en este primer año
de gobierno del social cristiano Jesús Rondón Nucete, ha empezado a sentir los efectos de una
aplicación de la doctrina social de la iglesia en la realización de pequeñas
obras de interés general.
La asamblea legislativa presidida por mi buen amigo Ignacio Paredes da un nuevo y espléndido presupuesto para este año que promete ser de amplias miras benéficas para las clases populares. Ambos mandatarios de raigambre merideña, de sólida fibra social han empezado a humanizar nuestros pueblos de la montaña y el llano.
El humanismo
cristiano de un gobierno se palpa en un bulevar para Caño Zancudo donde sus
habitantes rudos y curtidos en el diario trabajo no encontraban otra diversión
sino el licor y la diversión licenciosa. Humanizar a un pueblo es hacer fluir
el tránsito de una avenida congestionada o suavizar al peatón por un parque
dedicado a un gran hombre de los Pueblos del Sur como Chano Noguera. La
disciplina y la administración deben hacer rendir los dineros del Estado para
que con su honestidad se cumplan los contratos. Soy muy poco dado a la
adulancia y menos del gobierno, mas bien tiendo por carácter ser oposicionista,
lo que me ha traído no pocos sinsabores
en la política civil
y eclesiástica,
pero en esta
ocasión he escuchado a la voz del pueblo en los distintos sectores de la
colectividad y lo menos que puedo es compartir el sentimiento de gratitud y
aprobación del primer año positivo del gobierno regional. El compromiso que me
preocupa es no solo por su gobierno sino por las personas que lo ejerce por
cuanto me veo en ello comprometido por haberlos tenido en las aulas del colegio
Padre Arias en Tovar, donde Mons. Paparoni protegía para el episcopado a su pupilo
Jesús Rondón o en el liceo Félix Román
Duque donde la pareja de Indalecio y Emma envolvían en su tierno noviazgo las
clases.
Muchos otros de las aulas universitarias o en la capellanía forman ya el grupo que esperamos dé lustre al primer gobierno regional electo por su honestidad y eficiencia.
CONDECORACIONES
Entre los actos conmemorativos de estos treinta años de comunicación de Acequias ha querido la Asamblea Legislativa de Mérida en sesión conjunta con el Concejo Municipal de Campo Elías, conferirle la condecoración de la orden Don Tulio Febres Cordero en primera clase a varias personas comprometidas en el desarrollo de los Pueblos del Sur. La historia de Mérida está sembrada de gente de talento que en diversos campos de la actividad humana ha dejado huellas imborrables y ahora sus hombres están en los anales de los pueblos. Las autoridades en sus reconocimientos han dado honor honrándoles ellas cuando colocan nombres de prelados en los municipios: Ramos de Lora, Buenaventura Arias, Quintero y Chacón, Pulido y Fernández Peña, Adonai Noguera dan lustre a instituciones con los nombres de Mons. Paparoni, el Padre Carlos Morales y el Padre Ignacio Olivares. En todos los tiempos y en todos los sitios de esta región merideña ha quedado impreso el nombre de un sacerdote benefactor de la comunidad. En el diario trajinar por la comunidad de Ejido siento ese orgullo sacerdotal cuando entro en el Concejo Municipal y en su salón principal preside las sesiones el cuadro de Mons. Escolástico Duque, que todos los días y a cada momento los niños pronuncian en sus escuelas. En la placita de Montalbán que promovieran hace algunos años. al costado del templo parroquial está el busto del Padre Gallegos escondido como su vida pero digno y soñador en su éxtasis poético ante el desarrollo violento de su pueblo.
Los condecorados de esta ocasión entramos a formar parte de la generación sacerdotal que con sus veinticinco o treinta años de servicio ya tienen un galardón de estas generosas autoridades.
Nos compromete ante el pueblo y la historia, la gratitud de una distinción que lleva el ilustre nombre de Don Tulio Febres Cordero, cuyo amor a Mérida trasciende la altura de
}sus montañas. 13/06/91
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