miércoles, 5 de septiembre de 2018

una aventura en aricagua

TREINTA AÑOS DE UNA AVENTURA EN ARICAGUA

Por el Pbro Lcdo Pedro A Moreno U

(Discurso pronunciado en la plaza de Aricagua con motivo de otorgarles condecoraciones a los pioneros de la carretera hace treinta años)









Con el esfuerzo mancomunado de este pueblo en lo que se ha llamado las cayapas, se logró traer un jeep para abrir el camino carretero entre la capital merideña y este pueblo de la montaña adentro. Precedidos por los ejemplos de otros párrocos y pueblos del Sur en esta empresas comunitarias, al heroísmo de quienes lucharon por el progreso y bienestar de sus habitantes.

La fecha quedó marcada en el calendario de este pueblo que lo celebró en el primer carnaval, no en honor del dios Momo o Baco, sino en el símbolo del progreso moderno como son los medios de comunicación
. FECHA HISTORICA COMO UNA BATALLA 
En un día como hoy a las dos de la madrugada hace treinta años rugía por primera vez el motor de un jeep entre las montañas de Aricagua.
Fue un día histórico entre los anales de esta población como lo fueron las fechas de las batallas independentistas en otras poblaciones venezolanas.
Aquí se dio la batalla en contra de las barreras de la naturaleza. “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y la venceremos” había dicho Simón Bolívar y así sucedió en febrero de 1960 con los pobladores Aricagueros.
Cuando el candidato Rómulo Betancourt arengaba a los merideños en la campaña del 58, le y preguntaron en  Estanques, ¿cuál seria la solución para la carretera de los Pueblos del Sur

él contesto “Le es más económico al país reubicar esos pueblos que hacerles carreteras.”
El éxodo rural no se ha esperado y por ellos las barriadas de Mérida y Ejido están compuestas de aluviones de sureños en busca de mejores condiciones de vida.
No solo las dificultades geográficas, ecológicas, ambientales, sino también las políticas y sociales habían que vencer en esta batalla para abrir los caminos carreteras de lo Pueblos del Sur.
Solo la dignidad del hombre y los derechos como venezolanos a poseer mejores condiciones de vida  podrían mover los poderes públicos para interesarse por estos pueblos como lo entendieran los socialcristianos del tiempo del Presidente Rafael Caldera, cuando trajeron la electrificación en contra de la oposición que vociferaba que no se justificaba porque ni en doscientos años podrían pagarla.  El camino carretera de Aricagua fue una aventura en contra de todos los obstáculos y con solo la fuerza de la comunidad. Seis meses antes, durante el verano se formaron cuadrillas con los jefes de Aldeas a la cabeza para limpiar el viejo camino de Aricagua a Mucutuy.
Impulsados por el patriotismo como los lanceros de Páez en los días terribles de los Llanos, con los instrumentos de trabajo, sin pago y con el propio avio de su casa, salieron a trabajar todos los campesinos para en esa batalla liberarse del aislamiento, independizarse de la esclavitud del olvido y romper las cadenas de la distancia.
La tradición Aricaguera ha narrado de padres a hijos fechas como la liberación bíblica del pueblo israelita. Los nombres de los promotores, los acontecimientos felices y los detalles de la jornada han quedado en el acervo histórico de las familias de Aricagua y algún hijo escritor las ha reseñado en algún folleto de publicación oficial.





Marcó pauta aquella ocasión para encontrarse toda la población de Aricagua en el trabajo de la selva de Mucomboco, donde más de doscientos hacheros y macheteros abrieron paso a Mucutuy. Los arreos de mulas de todos los hacendados trasladaron colaboración de los campos para mantener las energías de los jóvenes y viejos que unían esfuerzos para una empresa de titanes. Fecha histórica por la unidad, fecha histórica por la meta obtenida, fecha histórica por el camino abierto. Mucha gente nunca había visto un vehículo a motor y por ello se crearon en la población muchos cuentos y chistes del humor casero.  
El bobo del pueblo vino con una brazada de pasto para el jeep; un criado ingenuo preguntó el precio de una cría y no faltó quien ofreciera  comprar la hembra para acompañarlo.
En la plaza del pueblo hubo misa solemne aquel domingo frente al jeep que todos los niños querían tocar, mirar y revisar sin saber lo que el Sacerdote hablaba hasta cuando lo oyeron que el lunes y martes de carnaval habría fiesta popular con reina, bailes, piñatas y muchos caramelos.
Las hermanitas Toro fueron la reina y acompañantes en el improvisado Carnaval. El desfile de las doncellas se realizó por supuesto en jeep y los bailes populares al rededor del jeep. Todos los conjuntos de los campos se turnaron los tres días de fiesta. Hubo pólvora a granel; sancochos y por supuesto el Sr. Jefe Civil se hizo la vista gorda en la venta de licores. No hubo nada que lamentar, sino mucho que comentar en esa grandiosa tertulia.
Pero se requiere coraje, valor, entereza de los nuevos gobernantes para que se liberen a las asociaciones de vecinos de la influencia partidista. Se necesita en los nuevos gobernantes una gran dosis de sensibilidad social para que le dé su verdadera cuota de poder al pueblo en esas asociaciones vecinales. Es  preciso una consciencia de servicio, un criterio de autoridad participativa para gobernar a favor de los más necesitados, de los marginados, de los desamparados.






Así como Aricagua hace treinta años por si sola trajo un jeep abriendo un camino carretero ¿Qué no hubiese hecho esta comunidad en los treinta años si le hubiesen dado los millones que gastaron aquí en propaganda electoral, en promesas, en máquinas y maquinistas  vacacionando?. La democracia la han corrompido los cogollos, las roscas, las compañías, las influencias que se apropian de los dineros y prestan pésimos servicios. Es necesario romper esta nueva estructura, liberarse de esta metodología y confiar en el pueblo.
¿No es acaso gobierno de participación como lo proclama el nuevo social cristianismo el dejar en manos de la comunidad la escogencia de los prefectos en ternas, de sus juntas comunales en referéndum o en confiar la asesoría o el control administrativo de sus obras a los vecinos organizados?. ¿No es acaso mas ventajoso para la autoridad el que los servidores públicos sean escogidos por los vecinos, vigilados por los vecinos, respaldados por los vecinos y hasta sancionados por los vecinos y no por el partido, ni por la base del partido y menos por el cogollo del partido?
La democracia no es corregida por los mismos partidos, la perfectibilidad de la democracia se dará por el mismo pueblo y para ello es necesario hacerlo participar en el poder.
El pueblo quiere liberarse de las roscas que lo oprimen con los precios de la especulación. El pueblo quiere liberarse de la corrupción galopante con que los gobernantes lo dejan sin salud, sin educación y sin vialidad. El pueblo quiere liberarse de esta democracia corrupta y ya vamos a cumplir el aniversario del primer intento del 27 de febrero. El pueblo está oprimido por el hambre, está oprimido por la marginalidad, está oprimido por la burocracia. Dios ilumine y les dé fortaleza a los nuevos gobernantes para entender el grito angustioso del pueblo el 13 de diciembre cuando con la inmensa abstención en las elecciones demostró que estaba bravo. Sigue bravo y seguirá bravo hasta cuando logre cambiar esta estructura de la democracia corrupta.

LOS CURITAS DEL GOBERNADOR

En dos frentes abrí operaciones a la vez para la apertura de las vías hacia Aricagua y hacia Acequias. La de Aricagua se organizó en cayapas de voluntarios desde Mucutuy donde acababa de realizar esta proeza el presbítero Crescencio Parra. Después de un año de trabajo de todas las aldeas se llevó el jeep el 17 de febrero de 1960. Ello me abrió las puertas del gobierno de la Guanábana presidido por nuestro buen amigo el Doctor Carlos Febres Poveda,  quien no dudó un solo momento para prestar todo su apoyo al proyecto de la carretera Acequias. Allí también se trabajó en convite pero pagos por la gobernación del estado Mérida y con obreros de Acequias.
 El ingeniero Luzardo, director de obras públicas estadales, miró el trazado de los campesinos y con su sonrisa irónica y la mano en la boca asintió dudoso de aquel proyecto y con un alza de hombro extrajo el presupuesto.
Todos los hombre de Acequias fueron a echar pico y pala, acomodar piedras en los muros y a reventar inmensas rocas para despejar la vía, también las  mujeres pernoctaron para los menesteres de la comida pues no se podía perder tiempo y hasta los niños hacían de mandaderos al pueblo para mantener la comunicación y el bastimento.
Nos propusimos llegar con el jeep en las fiestas de San Antonio del año 1960, a los seis meses de la odisea de Aricagua, pero un incidente del río Nuestra Señora nos impidió  nuestra aventura.

La víspera de las fiesta, el 13 de junio, hubo una gran crecida de río y por mas que se dejaron pasar unas cuantas horas, al meternos al río se apagó el jeep nos arrastró y se quedó clavado en la arena. Me acompañaba el Pbro. Alfonso Rojas nativo de Acequias,  tuvo a su cargo la fiesta de El Patrón, mientras yo trataba con los obreros de salvar el jeep con cuerdas y palos, no pudimos llegar en esa ocasión y tuvimos que posponerlo para el otro período de fiestas de Acequias o sea para los reyes de 1961. Entre tanto se mejoró el camino, se rectificaron curvas y se mejoró el tiempo de verano cuando el río pasa en su mínimo caudal. La entrada fue apoteósica presidida por hombres de a caballo, niños colgados del jeep; en la población la escuela las autoridades y el pueblo entero esperaban la solemne ocasión de ver de cerca aquella máquina mientras transcurrieron los discursos, las arengas y las felicitaciones; un niñito gritó a todo pulmón “miren el jeep está haciendo pipi”, todos voltearon para ver la ocurrencia del niño que no acertaba al saber el desahogo del radiador por el recalentamiento del motor.


En la primera reunión de gobernadores de ese año, el Doctor Carlos Febres Poveda, contaba al presidente Rómulo Betancourt las hazañas de los curitas merideños en los Pueblos del Sur y el presidente con su voz gangosa le dice al gobernador merideño: “MANDEME UNOS CUANTOS CURITAS DE ESOS PARA PONERLOS A TRABAJAR EN LOS MINISTERIOS”.

LA FE MUEVE MONTAÑAS

En una conversación con Don Pablo, el eterno juez de Acequias, me contaba entre escupitajos de chimó la traída del jeep a Acequias y remataba diciendo: “Mi padre la fe mueve montañas”. Con toda seguridad que así es y así fue la obra de los caminos carreteros de los Pueblos del Sur. Una fe a toda prueba de sus habitantes en la persona del sacerdote en su propia capacidad de organización como pueblo disciplinado y servicial.
Una fe en la doctrina social de la iglesia que se practica en su propia realidad.
En ese año se celebraba los cien años de la encíclica “RERUM NOVARUM” del Papa León XIII, inicio de la doctrina social de la iglesia en forma estructurada. La fe de esa doctrina que es el mismo evangelio de Jesús actualizado ha llevado a muchos hombres a luchar por la justicia social en los diversos campos. Desde los campos internacionales hasta los rurales en sus diversas facetas del convivir humano. La iglesia propone una doctrina robusta y clara para todos los problemas. Se preocupa por el bienestar del obrero, su trabajo, su familia, su vivienda, su movilización. Se preocupa por la propiedad privada, por los medios de producción, por el capital, el ahorro, el salario, todo ello a su debido tiempo y dando la respuesta actualizada. Desde 1901 los diferentes Pontífices de la iglesia fueron conmemorando esta encíclica con nuevos aportes como la Qudragesimo Anno, la Mater et Magistra de Juan XXIII. La Populorum Progresium de Pablo VI o La Laboren Exercen del Juan Pablo II. De su estudio nacen organizaciones políticas como el social cristianismo que ha dado su aporte en Italia, Alemania y algunos países latinoamericanos.
El deseo del presidente Betancourt de tener unos curitas en los ministerios no se cumplió pero si el deseo de la iglesia venezolana de preparar algunos sacerdotes en la doctrina social en las aulas de la Universidad Gregoriana ,en el departamento de sociología religiosa. Allí fui a parar becado por la UNESCO al terminar mi aventura de Acequias.
Después de treinta años de sacerdocio me he encontrado con la gente de  estos pueblos en muchos lugares del territorio merideño para contarme los beneficios grandes y pequeños de estos caminos carreteros. Cantalicio Rojas, ex prefecto de Acequias, empleado de obras públicas, cuenta con agradecimientos que sus pocos haberes lo sacaron del trabajo de las carreteras de Acequias- El Morro, así como también sus picardías cuando les preguntaba en unas de las curvas mas peligrosas si había espacio para retroceder y me decían que quedaba la playa del río a cien metros de altura.

Recuerdo con cariño a tantos hombres sacrificados y honestos que al entregarles el salario de la semana y firmar su planilla devolvían los sobrantes porque el listero no sabía contar. Los encargados de la administración ahorraban hasta el último centavo para que alcanzara el presupuesto. En ese mismo tiempo se construyeron la prefectura, la medicatura y la plaza de El Morro, se remodeló la iglesia y se abrió la carretera de Acequias. Todo fue administración directa con una gran responsabilidad y honestidad.
Fueron muchos los hombres de Acequias y El Morro que solucionaron los problemas económicos en estas pequeñas obras de infraestructura. La aplicación de la doctrina de la iglesia en todos los caminos del convivir humano lleva a la justicia y a la paz. Hoy como hace treinta años tenemos en el Estado un gobierno regional de tinte social cristiano y vuelven a revivir los Pueblos del Sur del estado Mérida. Hace treinta años por manos de sacerdotes preocupados como Vicente Alarcón en Guaraque, Eutorgio Rivas en Canaguá, Boanerges Uzcategui en El Morro, Crecencio Parra en Mucutuy y Alejandro Arias en Pueblo Nuevo, se inició la era de los caminos carreteros apoyados por el social cristianismo. Hoy un gobernador electo por el pueblo ha decretado las carreteras de los pueblos del sur y se contempla asfaltada, reviven de esperanza al mejorar las vías de comunicación, crece la expectativa de una vida mejor con los trabajos de obras publicas. Los pueblos generalmente se contentan con poca cosa y por ello en este primer año de gobierno del social cristiano Jesús Rondón Nucete, ha empezado a sentir los efectos de una aplicación de la doctrina social de la iglesia en la realización de pequeñas obras de interés general.

La asamblea legislativa presidida por mi buen amigo Ignacio Paredes da un nuevo y espléndido presupuesto para este año que promete ser de amplias miras benéficas para las clases populares. Ambos mandatarios de raigambre merideña, de sólida fibra social han empezado a humanizar nuestros pueblos de la montaña y el llano.
El humanismo cristiano de un gobierno se palpa en un bulevar para Caño Zancudo donde sus habitantes rudos y curtidos en el diario trabajo no encontraban otra diversión sino el licor y la diversión licenciosa. Humanizar a un pueblo es hacer fluir el tránsito de una avenida congestionada o suavizar al peatón por un parque dedicado a un gran hombre de los Pueblos del Sur como Chano Noguera. La disciplina y la administración deben hacer rendir los dineros del Estado para que con su honestidad se cumplan los contratos. Soy muy poco dado a la adulancia y menos del gobierno, mas bien tiendo por carácter ser oposicionista, lo que me ha traído   no pocos sinsabores en la  política  civil   y eclesiástica,
pero en esta ocasión he escuchado a la voz del pueblo en los distintos sectores de la colectividad y lo menos que puedo es compartir el sentimiento de gratitud y aprobación del primer año positivo del gobierno regional. El compromiso que me preocupa es no solo por su gobierno sino por las personas que lo ejerce por cuanto me veo en ello comprometido por haberlos tenido en las aulas del colegio Padre Arias en Tovar, donde Mons. Paparoni protegía para el episcopado a su pupilo Jesús Rondón o en el liceo Félix  Román Duque donde la pareja de Indalecio y Emma envolvían en su tierno noviazgo las clases.

 Muchos otros de las aulas universitarias o en la capellanía forman ya el grupo que esperamos dé lustre al primer gobierno regional electo por su honestidad y eficiencia.

CONDECORACIONES

Entre los actos conmemorativos de estos treinta años de comunicación de Acequias ha querido la Asamblea Legislativa de Mérida en sesión conjunta con el Concejo Municipal de Campo Elías, conferirle la condecoración de la orden Don Tulio Febres Cordero en primera clase a varias personas comprometidas en el desarrollo de los Pueblos del Sur. La historia de Mérida está sembrada de gente de talento que en diversos campos de la actividad humana ha dejado huellas imborrables y ahora sus hombres están en los anales de los pueblos. Las autoridades en sus reconocimientos han dado honor honrándoles ellas cuando colocan nombres de prelados en los municipios: Ramos de Lora, Buenaventura Arias, Quintero y Chacón, Pulido y Fernández Peña, Adonai Noguera dan lustre a instituciones con los nombres de Mons. Paparoni, el Padre Carlos Morales y el Padre Ignacio Olivares. En todos los tiempos y en todos los sitios de esta región merideña ha quedado impreso el nombre de un sacerdote benefactor de la comunidad. En el diario trajinar por la comunidad de Ejido siento ese orgullo sacerdotal cuando entro en el  Concejo Municipal y en su salón principal preside las sesiones el cuadro de Mons. Escolástico Duque, que todos los días y a cada momento los niños pronuncian en sus escuelas. En la placita de Montalbán que promovieran hace algunos años.  al costado del templo parroquial está el busto del Padre Gallegos escondido como su vida pero digno y soñador en su éxtasis poético ante el desarrollo violento de su pueblo. 

Los condecorados de esta ocasión entramos a formar parte de la generación sacerdotal que con sus veinticinco o treinta años de servicio ya tienen un galardón de estas generosas autoridades.

Nos compromete ante el pueblo y la historia, la gratitud de una distinción que lleva el ilustre nombre de Don Tulio Febres Cordero, cuyo amor a Mérida trasciende la altura de 
}sus montañas.           13/06/91

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