jueves, 13 de septiembre de 2018

VIRGEN Y REINA DE LAS NIEVES






Desde la fundación de la Feria del Sol se celebra en este sitio de  Pico Espejo y en esta ocasión, una  misa a la Virgen de las Nieves, cuando se corona su reina. La imagen que preside estas cumbres nevadas fue hecha en Italia, con mármol de Carrara y colocada aquí por el club de alpinistas, dirigido entonces por el doctor Esteban Chalbaud y bendecida por el Padre Eccio Rojo, pionero de las ferias y el teleférico. Hoy venimos a continuar esta tradición religiosa y ofrecerle a la Virgen de las Nieves este ramillete de flores merideñas con sus peticiones. Vienen representando todos los puntos geográficos del estado Mérida, presidida por la reina del sol, Yasilú, paisana de La Azulita, balcón entre la sierra y el lago de Maracaibo, con pretensiones de agroturismo que guiados por su escudo que ostenta la frase de Virgilio, “Labor omnia vincit”, “el trabajo todo lo vence” ha hecho con esfuerzo propio, un emporio de riqueza. Ella implora a la Madre de Dios, en la advocación de la Inmaculada, patrona de la Azulita, que en su honor se erigió el más bello templo del Estado Mérida, mejoren las vías de comunicación para su pueblo antes del año dos mil, como lo han prometido las autoridades.
La Reina de los Pueblos del Sur, Tomacita, que despeja el carnaval Taurino de América en este año, ora a la Madre de los Cielos por los pueblos de la montaña andina, donde las manos sacerdotales de sus párrocos abrieron los caminos carreteros, al inicio de la democracia y sueña para ellos la suerte de los empresarios ganaderos, que disfrutan de la riqueza agropecuaria con la benevolencia de los créditos para trabajar la tierra.
Llegamos aquí por el teleférico más alto del mundo y que constituye para Mérida el más importante atractivo turístico. Adriana, su reina a los pies de la Virgen suplica por esta industria sin chimeneas que requieren de las atenciones de propios y extraños, pues vivimos de temporadas y en sectores, cuya educación compromete su economía por la ayuda a sus artesanos, a sus artistas y a los más humildes trabajadores de la gastronomía y de las posadas.
Al coronar a Andreína la Reina de las Nieves pediremos por la ciudad de Mérida, la caballerosa, la universitaria, que en estas Ferias ha unido a los llanos y la montaña con la voz “Recia Binacional” y celebra la memoria del Libertador con el Certamen Bolivariano de la belleza.
Con seguridad será una de las oraciones de Ibsen la de la Prensa, que venida del Mocoties sabe que los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad, en la marcha de la vida social del país. Por ello en esta feria pide a la Virgen de la Nieves para que los comunicadores trabajen en la difusión de los valores patrios, siembre optimismo en la población para superar la crisis y sean los portadores de la auténtica imagen de la Ciudad de los Caballeros a todo el país.
Estas oraciones van unidas a la bendición que imploramos para la obra del paradero construido por el gobierno regional que hoy se inaugura para los viajeros de los Nevados. En mis primeros días de sacerdocio conocí esta ruta de montaña, acompañando en visita pastoral al que fuera Cardenal Quintero y de quien recibiera mi ordenación y la primera parroquia de Aricagua a donde llevé el primer Jeep.
Fue mi entrenamiento con las recién estrenadas autoridades democráticas que prestaban todo su apoyo incondicional y sin partidismo a los pueblos por intermedio de sus líderes religiosos. Hoy la iglesia añora y anhela esos tiempos de honestidad y desinterés en la labor social por los más necesitados.
Al integrar el nuevo instituto autónomo de la Feria del Sol (Imsol) dirijo mi plegaria muy personal a la Virgen de las Nieves, por sus miembros para que sin temor y con mano firme logremos una nueva manera de hacer la feria como se ha planificado, en su mayoría cultural y deportiva, sin menoscabo de la diversión sana para el incremento de mayor turismo y bienestar de la comunidad.
Los paisajes de esta Sierra Nevada, el ambiente ferial y la belleza tropical de nuestras representantes femeninas son como el incienso perfumado en la neblina de nuestros páramos que llega a los pies de la Virgen de las Nieves, en las manos de nuestro padre Libertador, cuyo busto acompaña en las alturas la imagen bendita de la Madre de Dios.


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