. LA DOCENA DE AÑOS DE MONS SALAS
El período
de Mons. Miguel Antonio Salas en la arquidiócesis de Mérida se pudiera denominar con esta expresión
castellana plena de sentido eufórico: Estuvo una docena de años. Gobernó con
mano firme una iglesia cristiana de
arraigadas tradiciones una docena de años. Creó parroquias en la ciudad y en la
montaña en una docena de años, dotándolas de una docena de nuevos sacerdotes egresados
del seminario bicentenario de san Buenaventura. Una docena de años bastó para
unificar y pacificar, para crear y enmendar, organizar y planificar los campos
de la pastoral. En las innumerables visitas pastorales a todos los rincones del
territorio merideño, la docena de años fue fecunda en la siembra de doctrina y
consejos evangélicos en todos los
niveles. Los medios de comunicación social de la iglesia tuvieron tiempo de
remozarse en esta docena de años para difundir el mensaje de Dios con técnica
moderna. Una docena de años para que iglesia merideña tuviera mayor imagen de
prestigio ante sus hermanas de la república. Una docena de años para sembrar vicarías de
religiosas y nuevos
ministerios laicales en la
parroquias rurales.
una
docena de
años formó también su sucesor en el episcopado con lo cual prolonga su
paternidad en historia eclesial. Una
docena de años de apostolado entre los hermanos de menos recursos lo recordarán
como el pastor de los pobres. En las denuncias de quiénes son responsable del
poder también la docena de años tuvo tiempo para hacerles reflexionar. Una
docena de años para desempeñar el quinto período episcopal en tiempos de una
democracia decadente y siempre en
crisis. En una docena de años quedó su nombre grabado al lado del Papa
Juan Pablo II para la historia eclesiástica en su visita a la ciudad de Mérida.
Una docena de años en ejemplo de modestia, sencillez y energía. Una docena de
años para caminar en la historia al lado de Chacón y Pulido Méndez, sus
paisanos.
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